Bicicleta a punto, alforjas
listas, zapatillas anudadas, casco abrochado, mirada al frente. Por delante un
viaje con un destino conocido, con un diferente camino.
Hace casi tres años, anterior
incluso al primer post con el que inauguré este blog, emprendí mi primer viaje en bicicleta, un viaje en
solitario, deseado y soñado, que creó lo que hasta ahora es mi mayor afición.
Pedalear sin ritmos de carreras,
unir dos puntos geográficos a golpe de pedal, el propósito es simple, curioso
el esfuerzo que hay que ponerle para disfrutar.
Aunque no quiera, una vez más, mi
ego me pone contra las cuerdas, los kilómetros, las ganas de llegar, las
miradas al horizonte contemplando las lejanas montañas me pierden en un futuro
lejano por conquistar.
Hoy he decidido dejar de escuchar
a la voz interior que siempre pide más, no se conforma, me exige sin tregua,
sin dejarme respirar. Para el todo son kilómetros, medallas que colgar. Yo hoy
solo quiero estar.
Decidido agacho la cámara, no
quiero estar en el horizonte, ni arriba de esa montaña, ni tan si quiera en la
siguiente curva. Estoy aquí, ahora, complicado ejercicio de simplicidad.
La falta de costumbre me hace
negar las fotos de paisajes lejanos, de pensamientos futuros, de caminos que se
pierden en su final.
Respiro y miro al suelo, descubro
otra perspectiva para viajar, tomo consciencia de este concreto lugar.
Estoy aquí y ahora, en el terreno
que puedo pisar cambian los colores, se intensifican las sensaciones de mis
músculos al pedalear, lo más sorprendente
es que el ruido que provoca el futuro se silencia, pasamos a la fase de
admirar.
Marrones, verdes, amarillos… No
soy de extremos, reconozco que hay que mirar el camino y esto es un ejercicio
de intensa verdad.
Blandos, duros, rugosos, lisos…
Convencido sé que necesito metas, objetivos, deseo pasos de gigante, también
tropiezos, si es la manera de llevar mi atención a los detalles que vivo.
Útil, necesario, incluso
primordial planificar. La obsesión en este campo se deja detectar cuando eres
ciego de los detalles que te rozan, cuando se desquebraja el jarrón que
recodabas entero y no te preocupaste de volver a observar.
Viaje de contacto, kilómetros de
despertar, estoy conmigo mismo, descubro sin agobios los personajes de esta
trama, presento el ahora al presente, que en ocasiones se olvidaron que eran
hermanos por los ritmos de esta sociedad.
Tan bonito...y tan necesario. Me ha encantado. 😘
ResponderEliminarMuchas gracias sister, siempre tan atenta ;)
Eliminar